Esta tarde se han entregado en la "Casa de la Mujeres", de la Delegación de Igualdad y Salud del Ayuntamiento de Jerez, los diplomas y premios a los participantes y ganadores del concurso "CUENTOS PARA FLIPAR POR LA VIDA" organizado por el Ayuntamiento de Jerez y en el que han participado 375 alumnos de diferentes colegios de la localidad.
Nuestros alumnos y alumnas han participado con siete relatos muy bonitos e interesantes. De entre todos los participantes de los diferentes colegios, ocho han sido los cuentos seleccionados y premiados.
Nuestra alumna de 6º curso Valeria González Martín ha sido una de las vencedoras del certamen con su cuento "UN AMIGO ES UN TESORO"
Nuestra felicitación más sincera a ella y a todos y todas los participantes:
Ana Victoria Bazán, Emma García, Irene Suárez, Jesús Pliego, Katerin Nicoll, Lucía Prieto y Paula Domouso y en especial a su tutora Manoli Guerrero.
Aquí os pongo las fotos de la entrega de diplomas y el cuento para que lo disfrutéis.
Valeria y Lucía
Valeria recoge su premio de manos de la Mamen Sánchez, alcaldesa de Jerez
D. Marcos Serralvo, director del CEIP PIO XII, recoge junto a Lucía Prieto los diplomas de los participantes
Valeria y Lucía junto a Manoli Guerrero y Ángeles Bermejo, maestras del CEIP PIO XII y D. Marcos Serralvo, director.
Valeria Gónzalez Martín, futura escritora, firma su primer libro.
Título: Un amigo es un tesoro.
Nombre: Valeria González Marín.
Curso: 6ºde Primaria.
Colegio: C.E.I.P Pío XII.
UN AMIGO ES UN TESORO
Esta es la historia de Gustavo, un niño de unos doce años al
que le encanta jugar con sus amigos. Todas las tardes van a pasarlo bien al
parque. Hace poco fue su cumpleaños y sus padres le regalaron un ordenador
portátil, con él, Gustavo empezó a jugar a muchos juegos virtuales. El
otro día su amigo Jaime le dijo:
-
¿Quieres venir a jugar?
-
No puedo, tengo que luchar contra unos dragones
para superar el nivel veintidós, dijo Gustavo.
-
Bueno, no pasa nada, ya jugaremos otro día, ¡y buena
suerte con esos dinosaurios!, contesta Jaime.
Gustavo entró en
casa y se puso a jugar con el
ordenador.
Recibió un mensaje de una persona con la que comenzó a hablar.
- Hola, me llamo Bruno, ¿cómo has conseguido
ganar?
- Pues es muy fácil, escribió Gustavo.
Pasaron horas hablando, y no solo ellos, se unieron cinco
niños más a la conversación. Durante las primeras semanas, sus amigos, con los
que ya ni siquiera hablaba, le insistían en que fuera a jugar, pero él siempre
respondía con una excusa. Al cabo de un mes, sus amigos ya no lo avisaban
cuando iban a jugar un partido o charlar un rato. Una mañana Gustavo montó en
su bicicleta y empezó a pedalear hacia el colegio. Se encontró con su antiguo
amigo Jaime.
-El otro día ganamos a los niños
del otro colegio en un partido de baloncesto, dijo Jaime.
- ¿Ah, sí?, qué bien, contestó Gustavo.
- Te echamos de menos, ¿por qué
no vienes a jugar hoy por la tarde?
- No puedo, tengo que hablar
con todos mis amigos.
-Con eso de “todos mis amigos “,
¿a cuántos te refieres?
- Verás, yo tengo un millón de
amigos.
Jaime se quedó pensando un
momento y después siguió por otra calle.
Al cabo de un par de semanas
llegó la primavera. Hacía demasiado calor para quedarse en casa, por eso
Gustavo envió un mensaje a sus amigos de internet, para preguntarles si querían
quedar en la calle para jugar. A todos les pareció bien la idea. Acordaron
estar en el centro de la ciudad a las
seis en punto. Gustavo llegó puntual pero al ver que tras una hora ninguno de
sus amigos aparecía, escribió un mensaje para pedir explicaciones.
-Chicos, ¿por qué no estáis aquí?
- Lo siento, pero mi padre no me deja salir
con extraños, dijo uno.
-Yo preferí quedarme en el cumpleaños de mi
hermanita, replicó otro.
- Yo…, yo simplemente me olvidé, saltó un
tercero.
Gustavo corrió a casa llorando y rompió el
portátil de un golpe. Fue entonces cuando Gustavo comprendió que ya no tenía
amigos. A la mañana siguiente, se levantó bastante triste. Desayunó, a pesar de
que no tenía hambre, se vistió deprisa y se marchó al colegio. Otra vez se
encontró con su viejo amigo Jaime.
-Hola Jaime, dijo Gustavo.
-Hola Gustavo, cuánto tiempo hace que no hablamos,
¿cómo estáis tú y todos tus amigos?
Gustavo rompió a llorar mientras decía: yo ya
no tengo amigos. Jaime, le dio un pañuelo para que se secara las lágrimas que
caían de sus ojos. Cuando Gustavo estaba más tranquilo, Jaime le dijo: que no
te oiga decir que no tienes amigos, porque pase lo que pase me tendrás a mí.
Juntos caminaron al colegio, y antes de
entrar por la puerta, se dieron un abrazo muy fuerte , e inevitablemente rompieron a llorar ,
pero ahora de alegría ,porque eran conscientes de que habían recuperado el
tesoro más valioso del mundo, su amistad.
Espero que os haya gustado.
Un saludo.
0 comentarios:
Publicar un comentario